UNA JOYA DE LIBRO: ARTESANÍA DEL ABANICO COMO PUNTO DE ENCUENTRO

Seguro que os ha pasado. En algunas ocasiones, una fragancia, una imagen, un sabor o una música, superando con creces la velocidad de la luz, rescata de lo más profundo de nuestra memoria un recuerdo. Por unos instantes perdemos el control. Nos vemos zarandeados, inmersos en el vasto e insondable océano de nuestros sentimientos. Y es en este momento donde mi amigo Manolo Frías,  marinero y gallego diría: ¡Hasta llegar a puerto, estamos jodidos! 

De  forma casi imperceptible dibujamos una leve sonrisa. Vamos tomando el mando. Marcamos un nuevo rumbo. Lanzamos las redes de la voluntad deseosos, de reconquistar sentimientos náufragos, sensaciones profundamente olvidadas. Solo al final y ya en calma, tal vez, nos  entreguemos  a saborear esas remotas vivencias...

De pequeño, en algunas ocasiones, acompañaba a mi padre los sábados por la mañana a Valencia. ¡Todo un viaje! Compraba género para la paquetería que regentaban mi madre y él, "Casa Gago", en la calle Tenor Alonso 111 de Godella. Al final de las compras, siempre le sobraba tiempo para visitar la librería Maraguat,  en  la actual "plaça de l'ajuntament de València". Pasábamos del bullicio de la plaza a respirar un sereno y monástico silencio. Algunos clientes, con generosa distancia,  husmeaban entre libros. Otros, al ojear con delicadeza un texto, podías percibir el alboroto festivo de las hojas. ¡Qué jolgorio!

Pasó el tiempo.Seguramente cerró Maraguat. Mi padre empezó a visitar " París-Valencia". Allí encontró un curioso librito, una rareza. Aunque, si lo pienso bien, creo que es más correcto decir que : La rareza, le encontró a él. ¡Así, si! Siempre sospeché que tenía esa habilidad.

 Por aquel entonces ya me dedicaba profesionalmente a pintar abanicos. Ya era artesano. Un buen día, se acercó al taller ( un viejo almacén que adecentaron para poder pintar) y me dejó sobre el pupitre una pequeña bolsa ,de color marfil, donde podía leerse "Librerias París-Valencia". Sólo me dijo: "Creo que te gustará. Es interesante.  Tiene algunas curiosidades. La mamá dice que vamos a comer".

Doy fé de que tenía razón. En escasamente 55 páginas nos adentramos en los orígenes de los distintos tipos de abanicos. Sus distintas formas. Desgrana cada una de sus partes. Nos cuenta con satisfacción novedades tecnológicas del momento: " La casa española Colomina, en Valencia, cuenta con una maquinaria especialísima para la construcción de los padrones y las varillas… tiene establecido con tanta inteligencia el principio de la división del trabajo, que ha podido obtener premios en Exposiciones universales…" 

Destaca la invención del abanico mágico  o la creación de  " La orden del Abanico" por la reina de Suecia Luisa Ulrick. Y no podía faltar, claro está, el lenguaje del Abanico . Un delicioso librito que en un par de horas leeremos, ¡una gozada!

Título: LOS ABANICOS. Editores MONTANER Y SIMON. Barcelona 1887. Facsímil 

Podéis comprarlo en Librerías París-Valencia  al precio de 3€

Mujer con abanico


Hoy os dejo una obra de Gustav Klimt : "Mujer con Abanico". Sólo la  magnética energía de la desafiante mirada, me hace hablar de una pintura de ambiente exótico. Genial. Todo, desde el kimono hasta el fondo. Desde el colorido hasta el abanico. Todo, estética oriental. Es tal la fuerza de la mirada ,que el resto, queda en un segundo plano.Y de nuevo la Mano y el Abanico en generosa connivencia otorgan, la confianza y seguridad, para potenciar la sensual mirada.

Un saludo.

 

 

 

4 comentarios

  • ¡Estás hecho un artista, Miguel! Una maravillosa reseña de un libro, hecha con verdad y cariño, al libro y a la historia familiar que te condujo a él, que anima a su lectura y a adentrarse en el fascinante mundo de los abanicos ¡Enhorabuena!

    Antonio Domingo Lliso
  • Realmente tienes un estilo unico e innegable al pintar tus abanicos, al igual que Gustav con sus maravillosos cuadros.
    Es cierto que es muy especial la forma en la que la dama del abanico de este cuadro usa el abanico para cubrir sus partes mas exuberantes, a la vez que insinúa libremente algo que cada cual con su mente advierta…

    Carmen
  • Que bonita forma de presentarnos un libro y de retrotraernos a otros tiempos, de nuestra infancia y juventud. Y, como no podía ser de otra manera, con el abanico como hilo conductor.
    Fantástico Gago

    Nita
  • Una joya de libro. Pero además tu artículo me ha recordado dos cosas de mi infancia y pubertad. Las visitas a la paquetería de tua padres (mis tíos) con aquel olor característico que todavía recuerdo y las tardes que pasaba con mis padres en la Librerías París Valencia. Eran siempre una parada obligatoria cuando cogíamos el “trenet” o, más recientemente, el metro para ir a Valencia. Abrazos primo!

    Carlos Gago Alabau

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